domingo, 15 de agosto de 2010

Un año para la JMJ de Madrid

Jesús Bastante - Dentro de un año, el 16 de agosto de 2011, se abrirá en Madrid la Jornada Mundial de la Juventud, que culminará con la presencia de Benedicto XVI. A lo largo de una semana, la capital de España se convertirá en la de toda la cristiandad, con la llegada de más de un millón de jóvenes de todo el mundo. Habrá festivales, encuentros, exposiciones... hasta un inmenso Via Crucis con algunas de las mejores tallas de la Semana Santa española. Una gran fiesta de la juventud que, sin embargo, todavía no ha entrado en lo esencial: los jóvenes.

Cuando restan 365 días para el arranque de la JMJ, hemos sabido mucho de organización, de empresas que financiarán la visita, de encuentros con el Papa, de magníficas relaciones entre Rouco y Alcaldía, Comunidad y Gobierno. Hemos hablado una y otra vez de dinero (curiosamente, y aunque los organizadores se afanan en asegurar que la JMJ no costará dinero, que no se pagará por asistir a los actos papales como en Reino Unido y demás... ¡¡insisten en que no hay un presupuesto!!. Una de dos: o mienten, o son unos irresponsables), de cuánto nos costará a los españoles la visita papal, de cómo gestionarán sus responsables la crisis económica. Pero no se habla de juventud.

No existe plan pastoral alguno para la JMJ ni, lo que es más grave, para el futuro de la juventud católica en España. En este aspecto, cada uno hace la guerra por su cuenta. Monseñor Munilla, con el apoyo de Camino y Rouco, en la Conferencia Episcopal. Cada congregación religiosa -a las que sólo se han dirigido los organizadores para solicitar espacios para el descanso de los jóvenes-, con sus jóvenes. En Madrid, mientras tanto, el caos más absoluto.

Lo bueno de encuentros como el del próximo mes de agosto es el poso que dejan, y no sólo el número de asistentes (que, no lo duden, será de récord). Ni siquiera importa el dinero que costarán, o que dejarán para la ciudad. Lo verdaderamente relevante es que sirvan para algo, y no se conviertan simplemente en un gran "Woodstock" clerical, de quien nadie se acuerda cuando se acaba el concierto. Hace falta un trabajo decidido -ya se llega tarde- por la pastoral de los jóvenes. Por una pastoral incluyente, de futuro, que implique a los chicos y chicas en actividades sociales, en mitad de un mundo cada vez más necesitado de la fuerza de una juventud sana. Con sed de Dios, de libertad y de justicia. Con el mensaje evangélico que coge el mundo y lo transforma.

Queda un año para lograr que la JMJ de Madrid sea un éxito. Lamentablemente, y después de ver cómo se obvian propuestas, se laminan críticas y se olvida lo esencial, nos tememos que, dentro de 365 días, la capital de España se llene de jóvenes... pero quede inmediatamente vacía de contenido. Si es que alguna vez lo tuvo. Aún estamos a tiempo de cambiar las cosas.

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