
En Badajoz, la historia comenzó hace unos meses cuando el arzobispado pidió a la comunidad cristiana que abriera sus casas a jóvenes llegados de todo el mundo. En poco tiempo se consiguió lo impensable: alrededor de 1.200 'familias adoptivas' que abrirán sus casas para dar cabida a los jóvenes del mundo los días previos a la celebración de las jornadas.
El delegado episcopal de Juventud, Juan Román, destaca que aún queda un año por delante, pero son ya 73 los pueblos de la diócesis de Mérida-Badajoz que se suben al carro de la JMJ.