jueves, 7 de octubre de 2010

Presentación de la JMJ Madrid 2011 en la sala de prensa de la Santa Sede – Cardenal Rouco Varela

Ecclesia - Las Jornadas Mundiales de la Juventud han marcado la historia de la evangelización de los jóvenes en el mundo de los últimos 25 años. Para miles de chicos y chicas, han significado el encuentro o el reencuentro con la fe, otros han descubierto su vocación y todos ellos han vislumbrado que “se puede ser moderno y profundamente fiel a Jesucristo”, como recalcó Juan Pablo II en su última visita a España. Las distintas Jornadas Mundiales han dejado un rastro de luz, han cambiado la vida innumerables personas, han dado lugar a incontables familias cristianas, y han renovado a la Iglesia por dentro. La idea providencial del venerado Juan Pablo II se ha demostrado una intuición pastoral de alcance incalculable.

Si cada Jornada Mundial de la Juventud es un regalo para toda la Iglesia, lo es en primer lugar para la Iglesia local que la recibe. En la JMJ de Madrid participarán jóvenes de todo el mundo, pero sin duda muchos cientos de miles serán españoles. Nosotros seremos los primeros beneficiarios de tantas gracias.

Por primera vez la Jornada Mundial de la Juventud regresa a un país en la que ya ha sido acogida anteriormente. Fue precisamente en Santiago de Compostela, en 1989, donde se inició el modelo de lo que son hoy las Jornadas Mundiales de la Juventud, y adquirió la estructura que conserva hasta el día de hoy: catequesis, vigilia de oración y celebración eucarística. Además, en la ciudad donde reposan los restos del Apóstol Santiago, meta multisecular de caminantes, la JMJ adquirió un sentido de peregrinación. No sólo lo hizo en su sentido más literal, sino en su concepción más profunda, como peregrinación hacia la fe y a la renovación interior.

Es fácil comprender, que el hecho mismo de prepararla constituye no sólo un reto sino una enorme responsabilidad. Junto a la alegría que sentimos al conocer en Sidney que la próxima JMJ se celebraría en Madrid, percibimos en ese momento también la urgencia de ponernos en camino. Por ello, el primer paso fue escribir una carta a los monasterios y casas de vida contemplativa de Madrid, para que rezaran por los jóvenes que vendrían a la JMJ.

Enseguida nos pusimos a trabajar, porque organizar una Jornada Mundial – lo sé por experiencia – es una tarea ingente. Pero estoy persuadido de que es esos millones de horas de trabajo están bien empleadas, son la mejor inversión, porque se dedican al corazón de la misión de la Iglesia: presentar a Jesús a las nuevas generaciones. Más aún en las presentes circunstancias:

está demostrado que la crisis actual no es una crisis económica, sino una crisis cuya raíz está en la crisis de valores; y que no hay nada más social y asistencial que la JMJ, por el efecto catalizador que tiene en la generosidad y vocación de servicio de la juventud. Las JMJ provocan una gran movilización de jóvenes, que desempolvan su fe y se remangan en servicio de los demás.

La elección de Madrid como sede de la JMJ de 2011 es un verdadero regalo para la Iglesia en España, además de un tesoro y oportunidad que no se puede desaprovechar.

Madrid se convertirá en la capital del mundo joven
Madrid se convertirá entre el 16 y el 21 de agosto del año que viene en la capital del mundo joven: una inmensa multitud de ellos llenarán nuestras calles, plazas, lugares públicos e iglesias con la alegría desbordante de su juventud, esa edad que constituye en sí misma una gran riqueza y que es un tiempo de descubrimiento, de encontrar el sentido de la propia vida, así como buscar la vida en su inmensidad y belleza. La ciudad de Madrid, llamada a abrir las puertas de sus hogares a los participantes venidos de todo el mundo, será una auténtica fiesta.

La Jornada Mundial de la Juventud es una clara propuesta de acercamiento a Cristo, y a su Iglesia para toda la sociedad española. En el lema de la JMJ de Madrid “Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe” (Col 2,6) descubrimos un verdadero reto de vida cristiana, que invita a poner las bases sólidas para seguir a Cristo. Si conseguimos mostrar la belleza de la fe, muchos jóvenes y no tan jóvenes descubrirán o redescubrirán el orgullo y el privilegio inmerecido de ser católicos, y la responsabilidad que tenemos de transformar este mundo nuestro en un lugar mejor para todos.

No se trata de inventar nada, sino de proponer el tesoro de la Iglesia (la Palabra de Dios, los sacramentos – en particular modo, la Eucaristía y la Reconciliación – y el servicio a los hermanos) a las nuevas generaciones con renovado entusiasmo. En una palabra: decir a los jóvenes que pueden y deben ser santos, que no se conformen con la mediocridad. Como ha dicho el Papa Benedicto XVI a la gente joven en su reciente viaje al Reino Unido, “"Lo que Dios desea más de cada uno de vosotros es que seáis santos. Él os ama mucho más de lo jamás podríais imaginar y quiere lo mejor para vosotros. Y, sin duda, lo mejor para vosotros es que crezcáis en santidad".

Con la ayuda de muchos
La JMJ será posible gracias a la ayuda de muchos. En primer lugar, de numerosísimas personas, que colaboran con su trabajo generoso y abnegado: el Comité Organizador, en primer término, decenas de voluntarios permanentes, y – cuando se acerque la semana crucial – hasta 20.000 voluntarios, españoles e internacionales, que serán la columna vertebral de la JMJ, su cara y sus espaldas.

Además, muchas familias madrileñas acogerán a peregrinos, y darán vida a un intercambio de dones, materiales y espirituales, que beneficiará tanto a los que acogen como a los venidos de lejos.

También desde el punto de vista económico, la JMJ se apoya en una vasta plataforma cívica, hecha de numerosísimos donativos pequeños, y de aportaciones de empresas e instituciones, en dinero y en especie, que han aceptado ser patrocinadores y se han sumado a la responsabilidad de organizar la JMJ en beneficio de la juventud del mundo.

No quiero dejar de mencionar el positivo clima de colaboración que, desde el principio, se ha entablado con las administraciones públicas españolas. La acogida de la JMJ por parte del Gobierno de la nación, de la Comunidad Autónoma y del Ayuntamiento de Madrid ha sido favorable y operativa desde el primer momento. El Gobierno colabora activamente al haber declarado la JMJ como "Acontecimiento de Excepcional Interés Público", lo cual facilita que empresas de todo tipo patrocinen la Jornada al poder beneficiarse de deducciones fiscales sobre las ayudas que aporten. El Ayuntamiento de la capital y el gobierno autonómico también nos han mostrado su máxima colaboración al ofrecernos las instalaciones públicas para los actos culturales, los alojamientos de los jóvenes, y la organización de los actos centrales. Las autoridades públicas entienden que la JMJ es un escaparate de Madrid al mundo entero, y quieren que la JMJ sea todo un éxito.

Quisiera terminar con la invitación de Benedicto XVI a todos los jóvenes, en su hermoso mensaje para este Jornada: “Con profunda alegría, os espero a cada uno personalmente en la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid. Quisiera que todos los jóvenes, tanto los que comparten nuestra fe, como los que vacilan, dudan o no creen, puedan vivir esta experiencia, que puede ser decisiva para la vida: la experiencia del Señor Jesús resucitado y vivo, y de su amor por cada uno de nosotros”.

No hay comentarios: